La luz nos genera sensaciones y nos influye a la hora de vivir una experiencia en un espacio de restauración. Es un elemento que un restaurador no puede pasar por alto. Jordi Ballesta, incansable divulgador de la cultura de la luz, nos explicó en esta hicontractTalk el sabor que debe tener la luz en cada espacio.
Empezamos junio hablando de luz en una hicontract talk de la mano de Jordi Ballesta, director de diseño del estudio Anoche, del que es también cofundador. La reflexión sobre luz y restauración nos lleva a pensar que la luz tiene sabor, ya que, como todos hemos experimentado muchas veces, comemos con la vista.
Los restaurantes ofrecen experiencias, en las que los restauradores y el cliente son los actores principales, en un espacio que puede tener características diferentes en función de las necesidades y el carácter que se le quiere dar. Esto hace que sea importante que el diseñador de iluminación intervenga en el diseño conceptual desde el inicio, junto al equipo de interiorismo, para contar con una base sólida que haga que el resultado sea óptimo.
La iluminación de un restaurante tiene diferentes objetivos, hacer comprensible el espacio, crear diferentes ambientes o destacar el plato. Y esta luz despierta una serie de emociones, en las que es determinante tener en cuenta las transiciones de luz natural, junto a los criterios básicos para la iluminación de un espacio de restauración.
Todos estos conceptos, los ejemplificó con un proyecto realizado en Marrakech, el restaurante Sésamo del hotel Royal Mansour. Cómo llega el cliente, por donde va a entrar, cual es el primer plano vertical que ve… hay un trabajo inicial de identificación de volumen y espacio que es esencial estudiar, y diseñando sobre una estructura de cuatro capas de luz. La primera, la iluminación decorativa, se basa en unos chandeliers en el centro de los espacios, apliques que dan reflejo a las cortinas y espejos. Una luz que se usa para transmitir el valor del lujo aplicado al brillo y calidad de los materiales utilizados en este proyecto. En un segundo plano, la iluminación funcional, primordial en este espacio al tener una altura muy grande, se usó para teatralizar las mesas, con la ventaja de que casi todas tienen una posición fija, de manera que se podía jugar con el contraste trabajando desde el techo. También se incorporan luminarias de sobremesa, ayudando a escalar de manera humana el espacio y crear una pequeña atmósfera propia del cliente.
En la luz del espacio se trabajó mucho el plano vertical, por ejemplo en la trasera de la barra, el jardín, los planos de los sofás de las mesas… a veces con una dirección contraria a la natural (de suelo a techo), enriqueciendo los materiales al iluminarlos, y haciendo el espacio comprensible. También, la iluminación de la circulación, se creó otro tipo de luz usando la arquitectura, indicando de manera sutil la salida y entrada al jardín. El resultado final, la combinación de todas estas capas, es un espacio muy confortable, rico e impresionante en detalle.
Jordi Ballesta también nos habló de otros proyectos muy diferentes, para mostrar lo distinta que puede ser la iluminación de un espacio de restauración. Para ello nos mostró el restaurante Croma by Flash Flash en Barcelona; Dani Brasserie en el hotel Four Seasons de Madrid; otro espacio en el mismo hotel, el Isa Gastrobar; Etxeco Ibiza de Martín Berasategui, en el hotel Bless; el bar Pantera Mambo en Barcelona; y para finalizar, uno de sus proyectos recién inaugurados, RavioXO de Dabiz Muñoz en Madrid, con un interiorismo del estudio de Lázaro Rosa Violán.
Para concluir, nos transmitió una reflexión basada en las redes sociales, en las que podemos apreciar qué es lo que potencian los espacios de restauración, qué quieren transmitir y cómo lo consiguen a través de la luz. De ahí el sabor de la luz, el resultado final del diseño de iluminación se funde con un plato de comida. Bon apetit!
Al finalizar la charla, se pasó a la mesa de debate, en la que participaron representantes de tres de nuestras marcas asociadas: Ana López de Faro Barcelona, Abel de Mingo de Simon y Miguel del Castillo de Zennio.