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Visitamos el Hotel AC Recoletos de Madrid junto a Proyecto Singular, el estudio responsable de la reforma de sus zonas comunes y un grupo de estudios y empresas del ecosistema del clúster. Elena San Pedro, arquitecta responsable del proyecto, nos enseñó estas zonas comunes, destacando la zona de recepción, el salón y el Jazz club, que se ha adecuado también como desayunador. La arquitecta comentó también el reto que supuso terminar la reforma en solamente dos meses, el único lapso de tiempo en que el hotel se ha cerrado al público.

En el centro cultural de Madrid se encuentra el hotel AC Recoletos de Marriott, un establecimiento para el que Proyecto Singular ha reformado recientemente las zonas comunes. El 3 de abril pudimos disfrutar, junto a un grupo de estudios y empresas, de una visita guiada de la mano de la arquitecta responsable del proyecto Elena San Pedro, quien nos lo explicó con detalle.

Elena nos contó paso a paso todos los detalles del proyecto de reforma, que realizaron en un tiempo récord, ya que el hotel solamente tuvo que estar cerrado al público dos meses. Un diseño en el que se han pensado todos los detalles, desde la entrada de la calle, hasta los baños o el color de los focos del escenario.

En la zona de recepción, destaca un gran mueble de estanterías hasta el techo con iluminación integrada, que consigue ser un un punto focal y al mismo tiempo humaniza la gran altura del espacio. Desde allí, accedimos a la zona de salón y sala de reuniones, en los que Proyecto Singular ha creado un ambiente hogareño y cálido. Situados a media altura, estos espacios están enmarcados con una estructura de vidrieras que hace que se conviertan en una linterna que aporta luz a la zona del lobby.

Bajando las escaleras llegamos al Jazz club, un espacio que funciona muy bien para el hotel, ya que se trata de una sala que contaba ya con prestigio en la ciudad y sigue acogiendo un importante programa de conciertos. En un hotel de pequeño tamaño como el AC Recoletos, el desayunador y el club tenían que compartir espacio, por lo que su diseño tenía que ser adecuado para ambos usos. Esto se consiguió principalmente mediante la flexibilidad del mobiliario y un diseño de iluminación muy cuidado. Inspirándose en los míticos night clubs neoyorquinos de los años 20 con toques Art Decó, la arquitecta nos explicó cómo se diseñaron desde los revestimientos de paredes y suelos, hasta las zonas de paso o la barra. El resultado es un espacio único, que funciona para ambos usos, y en el que es posible desayunar al lado de un piano de cola.

Al finalizar la visita, pudimos disfrutar de un aperitivo en el mismo club.