Pepa Casado y Lucía Marín, de Futurea, presentaron en la primera jornada de interihotel MAD24 una nueva forma de hospitalidad busca ofrecer un equilibrio entre visitantes, autenticidad y el bienestar de las comunidades locales.

En un entorno en constante evolución, el sector hospitality aumenta sus esfuerzos por resonar de una forma más profunda con las aspiraciones y valores de los viajeros. Y es que aunque “no existe el derecho a viajar por ocio, ni a ser turista”, como comenta el antropólogo Jose Mansilla, bien es cierto que viajar forma parte del imaginario colectivo en lo que a ocio y disfrute se refiere.

Pepa Casado y Lucía Marín presentaron, un año más y, en el marco del trendsCLUB de Ambit, las tendencias que indican esos cambios que estamos presenciando en el sector. Desde el viaje como actividad transformadora hasta viajar para tratar nuestra salud y bienestar, pasando por el viaje como inmersión creativa y de expresión cultural, una nueva era de turismo emerge para dotar de nuevos significados una actividad cuyo interés no deja de crecer.

En primer lugar hablaron del viaje como una búsqueda de experiencias auténticas que transformen al viajero, generando un turismo consciente que valore la autenticidad y beneficie tanto al huésped como a la comunidad local. Como consecuencia de esta era de globalización en la que vivimos, comienza a surgir una preocupación por la "homogeneización" de la cultura, la alimentación y las experiencias de ocio. Los consumidores buscan algo más que productos y servicios estandarizados; anhelan autenticidad, originalidad y experiencias que los transformen.

A continuación hablaron de salud. De cómo la industria hotelera está haciendo del bienestar un factor determinante para muchas personas a la hora de elegir alojamiento y destino. Tratamientos y cuidados enfocados a la salud compiten con otras actividades más estereotípicas de los viajes, y generan toda una cohorte de viajeros capaces de moverse a otra ciudad en busca de los tratamientos más exclusivos. Pero también de cómo el sector se está poniendo las pilas a la hora de ser más inclusivo, acoplando sus instalaciones a todo tipo de personas, especialmente aquellas que tradicionalmente han sido pasadas por alto en cuestiones de diseño: niños, ancianos y personas neurodivergentes o con algún tipo de diversidad física.

Finalmente, el viaje se alza como algo que va más allá de trasladarse de un lugar a otro. Viajar es una experiencia multifacética que se extiende más allá de la simple visita a un destino. Por eso, los sectores adyacentes al viaje juegan ya un papel fundamental para enriquecer y diversificar la experiencia del viajero.

Todo ello regado por un fuerte sentido de la sostenibilidad. Las personas quieren viajar, sí, pero no a cualquier precio. El compromiso medioambiental y con las comunidades locales del lugar donde se viaja forma parte de las decisiones del viaje. Por eso, no solo hoteles sino regiones enteras se preocupan por estar alineados con los intereses sostenibles de los viajeros.

Desde luego el mensaje es claro: la hospitalidad del futuro será una combinación de diseño visionario, compromiso ético y experiencias memorables. O no será.

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